en el estuario
agobiado de tanto viento
mojé las manos de mar
y me sumergí en ellas
sólo para escucharlo
y recorrer imágenes
perdidas entre las olas
a pesar del sol
mi piel se quiebra
de invierno
de la soledad
que busqué sin encontrar
una voz me tienta
con su llamado
mis manos son de hielo
y no puedo contestar
creo que una vez viví allí
en las arenas atlánticas
las gaviotas me lo recuerdan
nadie se asoma
mejor
me voy
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