sentado en un viernes
cerca de la cama
en donde mi compañera
duerme su largo día
no queda otra que probar
de mezclar ideas
entre humeantes pensamientos
ellos pensamientos que se disputan
el camino que me llama
la voz de una vieja amiga
que me acerca en una virtual
paradoja ella la habitual
en este mundo soñado por
escritores profetas ellos
que denunciaban aterrados
un panopticón universal
ya vivimos habituados
de ajenas proyecciones
de un fetiche que nos hace reir
(el aullido de un coyote me sorprende
o mejor dicho
nunca es predecible)
de ahí los túneles de escape ellos
como en este momento
en que si estiro mi cuello
puedo ver la osa mayor desde
la claraboya cerca de la cama
donde mi compañera duerme
su largo día